Siendo los LABERINTOS DE INTERIOR una de las etapas mas complejas, su exploración permite al pintor desdoblar su curiosidad por un extenso abanico temático, apareciendo en este caso, LAS ESFERAS como uno de los campos al que acude con frecuencia, estudiando las enormes posibilidades que esta figura ofrece a su trabajo.Por ello, esta experiencia laberíntica permite también al artista, explorar el macrocosmos, y sus connotaciones astrales, revisando a través de la astrología los valores plásticos de sus constelaciones, tan vinculadas a nuestro ser más profundo.
Así se produce en el cuadro titulado LEO, y que puede considerarse un homenaje a su propio signo zodiacal.En esta obra, la constelación de LEO, se presenta atrapada simbólicamente a través del firmamento por un gran telescopio imaginario, en medio de un gran círculo. En el centro se sitúa el León rampante formado por la supuesta conexión de las estrellas que integran su constelación. El conjunto de las más significativas, va conformando la figura de esta emblemática fiera, sobrepintado su relieve con pintura de plata.
En otras ocasiones, el artista se recrea en diversas alternativas, investigando las variadas soluciones a estos proyectos esféricos. Su imaginación va desentrañando de ese inmenso ovillo de opciones, las diversas formas que esta temática tan atractiva ofrece a su enorme capacidad creativa, como ocurre en la obra Hechizo de Luna en donde un conjunto de figuras alegóricas aparecen misteriosamente, como en un sueño lunático. Asimismo se remite el autor a zoologías icónicas ó signos diversos, para componer a veces sus intrincadas creaciones como ocurre con los cuadros titulados El círculo negro, Revuelto zoológico, Lucha cósmica ó Signos fáunicos.
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