RAMIRO TAPIA, PINTOR DE CIENCIA FICCIÓN
Tapia trabaja con minuciosidad, cuidando el detalle, aprovechando para el cuadro definitivo lo que realmente le parece válido. A veces toma apuntes rápidos de formas que le surgen, que le nacen con brío. Los cuadros están compuestos luego de las formas que han resistido su autocrítica posterior, sedimentada, relajada por el tiempo. No existen improvisaciones ni urgencias en la obra de este pintor nacido en Santander y alimentado imaginativamente en los campos que lindan con Salamanca y Cáceres. Tapia estudió arquitectura, pero dejó la carrera a tiempo porque no le llenaba su aprendida carga de expresión. El necesitaba una total libertad de formas, una libertad sin reglas heredadas, una libertad sin orden más o menos impuesto. Una mente libre, ensanchada desde la infancia por los cuentos mágicos, que llegó a crear su propio mundo poblado de seres irreales.La imaginación de Ramiro Tapia estaba desde niño ramificando mitos, familiarizada con los seres del bosque, habituada al trato cordial con las brujas. Su vida en el campo es la que le ha dejado huella firme en su fantasía que no se detiene ante nada, de su fantasía que bulle y se alarga como un animal poderoso.
Creo que Ramiro Tapia ha entrado en una nueva fase de madurez pictórica. Sus últimos cuadros poseen una rara seguridad, una evidente serenidad, hay símbolos de la tierra, del mar y de los espacios que le navegan en la imaginación. Hay también historias naturales y sobrenaturales de las que le van creciendo en su cerebro, de las que van cubriendo la mirada como si fuera una hiedra espesa y obstinadamente opresora.
Pintor de mundos posibles e imposibles, si Ramiro Tapia hubiera sido escritor, nos dejaría páginas y páginas de una ciencia-ficción personal, con raíz propia, alzada desde su imaginación, sin más controles que los de una cierta sabiduría científica.
ABC de las artes. Miguel Fernández Braso. 25 de Julio de 1971 Galerista
Descargar texto en formato pdf
NOE-TAPIA-VON BRAUN. RAMÓN FARALDO - Critico de Arte Operación 2.000
Veo a Ramiro Tapia como siempre, es decir, no le veo. No da tiempo. Sé que, como siempre, anda entre dudas y certezas mortales de necesidad, entre su corazón que dice sí, fuera y quizá, simultáneamente, pero dice y anda. Anda como un joven lobo, a bocados con sueños, desperdicios, respetos, furores, milagros, números, comiéndose las entrañas por costumbre, comiéndose a Ramiro Tapia por razones de especie. Fuera de esto, no sé más de él. No sé si es un conciliador o un provocador. Si trae la paz o el exterminio.
Desde hace veinte años, su obra es una serie de encarnizamientos para que se hagan amigos o se hagan añicos elementos antagónicos, horas y deshoras, fuego, escarcha, palomas, morteros, himnos, nanas, consagraciones, aparecidos, rupturas y etcéteras. Pero a pesar de todo lo que nos contó antaño sobre búhos-azucenas, máquinas orantes, paisajes-estatua, su enajenación principal nace del Tiempo; eso que nos fabrica, nos expide, nos sobra, nos mata, nos sigue matando, nos olvida, nos convierte en señorías, en fantasmas, en nada, en polvo sin remedio, en polvo enamorado, en pintura de Tapia. Ahí está la guerra. Nuestras armas son nuestros recuerdos y nuestras propias cenizas, el enemigo tiene la eternidad y la fatalidad de su parte.
Los cuadros de Ramiro relatan la matanza y sus episodios. Actualmente, por ejemplo, Cabo Cañaveral, y naves estelares, ocupan la última hora. Lanzan su reto. Tapia acepta el desafío, construye sus cápsulas ultrasónicas a base de huesos de gorrión, blindajes de fósiles, engranajes anatómicos anteriores al diluvio. Según esta táctica, las novísimas rutas del éter se encuentran surcadas por los viejísimos restos del mar y de la tierra.Rinde pleitesía a Von Braun, sugiriéndole, a la vez, que el poder de la ciencia es irrisorio junto al de la quimera. Que cree en los computadores y que los computadores le dan algo de risa. Que la ciencia-ficción muestra el camino a la otra ciencia.
Entonces, ¿qué pasa? La misión de Ramiro, ¿es la de un nuevo Noé antes del diluvio, o la de Orfeo antes del infierno? ¿Es un himno, o un réquiem? ¿Es pura poesía, pura teología, pura venganza, o puro anhelo de ser, cuando se es hombre? Ustedes opinan. Ustedes mandan. Yo afirmo solamente que cuando se pinta con la inexorabilidad observada en los cuadros de la exposición, uno puede hacer todo. Por supuesto, el Tiempo dirá la última palabra. Perdón: la penúltima, mientras quede algún Tapia por el mundo.
Presentación de la exposición"METAMORFOSlS".Galería MECENAS. Madrid. 1972.
Descargar texto en formato pdf